La felicidad no tiene precio

Amor, salud, dinero… salud, dinero, amor… ¿cómo ordenas tú las cosas que te hacen feliz? Un estudio de la Universidad McGill de Canadá y de la Universidad Autónoma de Barcelona examinan la felicidad de las personas en sociedades con un nivel muy bajo de monetización. La conclusión: la felicidad no tiene precio.
La investigación, publicada en PLOS One, señala que la mayoría de encuestados de zonas pobres de las islas Salomón y Bangladesh manifestaba un grado de felicidad muy alto. Su nivel económico es, sin embargo, mínimo y su economía de subsistencia.
Felicidad con dinero o sin dinero
Este nivel de felicidad era similar al registrado en los países escandinavos, quienes despuntan en el ranking de lo felices que son (con dinero eso sí). Los autores aseguran que puede conseguirse un bienestar subjetivo en sociedades poco desarrolladas económicamente.
En total, se entrevistaron a 678 personas entre 20-50 años de zonas rurales y urbanas. El objetivo de la encuesta era conocer el significado de la felicidad para ellos. Querían saber su estado anímico, sus hábitos y costumbres, así como sus ingresos. Para sorpresa de todos, en las zonas de Bangladesh menos pobres, la gente era más infeliz.
La gente libre es más feliz
Uno de ellos profesores de la universidad canadiense, Eric Galbraith, apunta que la manera en la que cada uno es feliz no se asocia a riquezas materiales ni a dinero. Esto deja claro que las fuentes más destacadas de felicidad no se relacionan con la bonanza económica.

Otro de los investigadores, Chris Barrington, va un paso más allá y asegura que cuando la gente se siente libre y segura, disfruta de la vida en comunidad independientemente del dinero que se gane. Sin embargo, cuando se incrementa la monetización, sobre todo en las primeras fases, aparecen aspectos que perjudican la felicidad.
Felicidad por sexo
Debido a las dificultades para entrevistar a mujeres en Bangladesh por razones culturales, el 85% de los participantes fueron varones. Por eso, no se pueden hacer conclusiones respecto al sexo y habría que seguir investigando la influencia de la norma social. Sin embargo, en las islas no hubo diferencias significativas respecto al sexo.
Sara Miñarro, autora principal de la universidad catalana, tiene claro tras este estudio que en los lugares menos monetizados la felicidad se consigue con acciones como estar en contacto con la naturaleza o estar en familia.