La situación económica pasa factura a la salud mental

La pérdida de poder adquisitivo, los problemas para llegar a fin de mes, la inflación y las consecuencias de la crisis, en general, hacen mella en la salud mental de las personas. El informe Paying with our health detalla que las dificultades económicas provocan estrés crónico, algo que debe detectarse lo antes posible.
Este estrés, generado por la imposibilidad de ahorrar, la desorbitada subida de precios y los gastos fijos más los inesperados, puede desencadenar problemas físicos, abuso de ciertas sustancias o sedentarismo. De hecho, cada vez son más los ciudadanos que se ven obligados a recurrir a los préstamos rápidos para acabar el mes lo mejor posible.
Enfermedad mental, segunda preocupación de los españoles
El punto de inflexión de la salud mental quedó manifiesto durante la pandemia. Ahí se rompieron todos los tabúes y comenzó a tratarse con la importancia que se merece en la salud de las personas, entendiendo esta como “ausencia de enfermedad” sea cual sea, trastornos mentales incluidos.
Un informe titulado Health Service Monitor 2022 del instituto Ipsos señala que la enfermedad mental es lo que más preocupa a los españoles por detrás del cáncer. De hecho, es el país de Europa en el que se considera que es más importante que la salud física.
Puntos clave del estudio
Para abordar los problemas de salud mental de la índole que sea, parece que hablar con los amigos y familiares es la opción prioritaria (se escoge mucho antes que acudir a un especialista). En cuanto al perfil más habitual de los afectados son los que tienen menos ingresos económicos, las mujeres, los más jóvenes de 35 y los solteros.
Un 18% de la población de todo el mundo se ha tenido que medicar para la depresión o el estrés en el último año. España no iba a ser menos; de hecho, 1 de cada 5 personas ha asegurado haber consumido medicamentos para ello.

Del informe destaca que más de la mitad de la población (en concreto un 63%) se ha sentido lo suficientemente estresada como para que le afecte su vida diaria. En el caso de España, este porcentaje de afectados por el estrés se reduce al 33% y solo 1 de cada 5 reconoce haber estado sin fuerzas durante unos meses.
Se busca poca ayuda
Lo que más alarma de todo son los datos relacionados con los pensamientos de autolesión o, incluso, suicidas. En España, la cifra es del 11% mientras que países cercanos tienen tasas más bajas: Países Bajos o Rumanía tienen un 5% mientras que Portugal presenta un 4%.
Llama la atención la poca ayuda profesional que se busca cuando se detecta la presencia de algún problema mental. Solo un 16% a nivel mundial busca ayuda y, en España, asciende la cifra al 18%. Este país tiene un poco más de conciencia sobre la problemática, en parte debido a la desestigmatización progresiva.
El 31% de la población mundial cree que es suficiente tener un amigo o familiar a quien contarle los problemas en lugar de acudir a un experto. En España, 4 de cada 10 personas dice que en el último año lo ha tenido que hacer varias veces, lo que le sitúa en el segundo país europeo con esta práctica por detrás de Suecia.
A nivel mundial, la salud física sigue teniendo más peso que la salud mental, pero en España ambas opciones se equiparan más. Además, la población considera que, poco a poco, el Sistema Nacional de Salud comienza a dar la importancia que se merece a la salud mental y comienza a tratarse de un modo más equitativo.