La pignoración, un concepto a tener en cuenta

06 ago 2020

Cuando se entra en el mundo de los préstamos, la palabra “pignoración” aparece en tu vocabulario como por arte de magia. Aunque no formará parte de tu vida para siempre, nunca está de más que tengas claro su significado. El mundo financiero pignora cada día después de un montón de operaciones que la mayoría de los mortales no llega a entender. Vayamos por partes en esto de la pignoración.

Pignoración, ¿eso qué es?

La pignoración consiste en dejar a un prestamista ciertos bienes como una garantía de pago. Este sistema se utiliza en la banca si aquella persona que pide un préstamo no cumple con todos los requisitos para ser capaz de devolver el dinero. La Real Academia de la Lengua define pignorar como “dar o dejar algo en prenda”.

De este modo, si un cliente que ha pedido un préstamo no lo pagara, el banco podría ejercer su derecho a quedarse aquel bien objeto de pignoración. Así, la entidad bancaria recuperaría la cantidad prestada sin que existiera perjuicio alguno para ella. Este concepto no es otra cosa que un modo de asegurar la recuperación del dinero prestado.

En la pignoración, el banco o entidad prestamista recupera lo prestado de otra manera. Esto se asemeja a lo que sucede con las hipotecas, por ejemplo. Si compras una casa y un buen día dejas de pagar las cuotas, el banco se quedaría con ella. La casa sería el objeto a tener en cuenta en la pignoración. No obstante, hay ciertas cosas a debes saber:

Qué tener en cuenta en la pignoración

Cuando se procede a una pignoración, el bien en cuestión pasa a ser del prestamista todo el tiempo que corresponda, es decir, lo que dure el préstamo. Durante ese tiempo, el cliente no puede disponer del bien pignorado bajo ningún concepto. Pongamos un ejemplo: al pedir un préstamo, el objeto que das en prenda es un collar de perlas. Este collar no podrás usarlo ni venderlo durante el tiempo que dure la pignoración.

Para poder dejar un bien en pignoración, este tiene que tener un valor similar al del préstamo solicitado. Las opciones son muy amplias: un coche, una moto, joyas, acciones o fondos de inversión le valen a cualquiera que quiere dejar algo a modo de fianza. Si ese bien pignorado fuese un generador de rentas, el propietario sí podría utilizarlo, ya que no sería motivo de pignoración. A continuación, resumimos los puntos clave de este término:

1. El bien pignorado pasa a formar parte del prestamista.

2. Este bien debe tener un valor similar al de préstamo.

3. El objeto dejado en fianza no puede utilizarse ni venderse mientras dure el préstamo.

4. Si el bien entregado genera rentas, estas sí pertenecen al cliente.

Qué pasa si no pagas el préstamo

Cuando el cliente haya cumplido con las obligaciones de su préstamo, es decir, lo haya devuelto, ya podrá disponer de aquello que dejó en fianza. Si por el contrario fue imposible saldar la deuda, la entidad financiera podría subastar el objeto en pignoración para obtener su dinero. Si lo pignorado fuesen acciones, el prestamista estaría en el derecho de venderlas.

Este concepto de la pignoración permite una financiación con más seguridad para el que presta dinero. El cliente, por su parte, debe evaluar qué es lo que desea pignorar y por qué, ya que durante un tiempo no podrá hacer uso o disfrute de ello. Si dejas, por ejemplo, tu vehículo en garantía de un préstamo y lo necesitas para trabajar… quizás deberías planearte otra opción para desplazarte o para dejar en prenda.

El concepto jurídico de la pignoración

El Código Civil regula legalmente la pignoración en sus artículos 1.863 y siguientes. En ellos, explica los requisitos necesarios para proceder a la entrega de la “prenda”. Es necesario que aquello que se pignora sea una propiedad de quien la deja como garantía y esté autorizado legalmente para hacerlo.

En el resto de los artículos (del 1859 al 1862) se recoge que el acreedor no está en potestad para disponer o apropiarse de las cosas en pignoración. Estas, además, no pueden dividirse pese a que la deuda sí puede hacerlo entre el acreedor y el deudor. Los contratos aseguran obligaciones de todo tipo y se someten a una condición resolutoria.

El Código Civil también especifica que el heredero del deudor no podrá reclamar la extinción de la deuda si esta no ha sido pagada en su totalidad. Además, también indica que será imposible que el heredero del acreedor devuelva el objeto de pignoración si perjudica al resto de los herederos.

Pignoración y sus ventajas

A muchas personas les encaja la fórmula de la pignoración porque es una manera muy económica de conseguir el préstamo que se necesita si no se tienen más opciones. De no tomarse en serio, se corre el riesgo de no recuperar el bien entregado en prenda o sufrir el trastorno que implique estar sin él si es necesario.

Para el acreedor

Con la pignoración, si el acreedor no recibe el pago acordado, puede pedir que se ejecute el bien y se venda en una subasta pública. Es un modo pues de asegurar que se cumplirá con las obligaciones contraídas. El acreedor no puede quedarse con el objeto por el incumplimiento porque sí a menos que la subasta hubiera quedado desierta.

Si el objeto en pignoración hubiera bajado mucho de valor, y el acreedor considerase que existen otras vías legales para proceder al embargo y cobrar la deuda, podría hacerlo previo consentimiento de los jueces. Si se quisiera cambiar de posesión el objeto en pignoración, sería necesario hacerlo constar en un documento oficial.

Para el obligado

Las ventajas no solo son para el acreedor. La otra parte no necesita vender su bien (o, mejor dicho, malvenderlo) y sabe que está protegido legalmente de todo abuso. La pignoración permite que otra persona, un tercero, pignore algo de su pertenencia para garantizar la principal obligación. Así se limita la responsabilidad y es un aval más.

Por otra parte, con la pignoración, el coste es más económico que con otro tipo de garantía, como por ejemplo la hipotecaria. Por lo general, los gastos suelen rondar el 0,3% en concepto de notario. Si hay de por medio activos financieros, los intereses pueden ser mejores que con otras fórmulas.

Pignoración y sus inconvenientes

Como no es oro todo lo que reluce, la pignoración también tiene sus contras. El más destacado es que no todas las entidades financieras son partidarias de utilizarlo. Luego, ver cómo la posibilidad de disponer de un bien que era nuestro se paraliza, puede ocasionar un quebradero de cabeza a más de uno.

Todos aquellos bienes pignorados tienen que estar depositados en el mismo sitio en el que se haya solicitado el préstamo. Además, hay ciertas cosas que bajo ningún concepto pueden ser objeto de pignoración, como por ejemplo los planes de pensiones. Por lo general, las economías domésticas no están habituadas a utilizar la pignoración como una herramienta de financiación.

Esperamos que tras la lectura de este post hayas aclarado en qué consiste exactamente la pignoración. Recuerda que no todas las entidades lo contemplan a la hora de darte un préstamo, y, como todo, tiene sus fortalezas y sus debilidades. Como siempre, eres tú el único que sabe si la pignoración entra o no en tus planes.

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