Gasto escolar: una motivación más para pedir créditos

La vuelta al cole se ha convertido en un momento temido por muchas familias y septiembre supera a enero en cuanto a cuestas se refiere. Da igual si el colegio es público, privado o concertado; el gasto está ahí para recordarte que tienes hijos. Matrículas especiales, comedor, extraescolares, libros… el desembolso está asegurado.
Cuando el presupuesto familiar no alcanza, una salida cada vez más utilizada es pedir un minicrédito para poder salir airoso del mes de septiembre y repartir el gasto a lo largo del año. En educación pasa lo mismo, porque renunciar a la escolarización de tus hijos no es negociable.
Desglose de precios
Si sumaras lo que gastas en la vuelta al cole podrías irte una semana entera a Punta Cana con un todo incluido, pero no tienes opción y lo sabes. Si tienes hijos en edad escolar (la universidad ya cambia un poco el panorama), mejor no gastes a lo tonto durante el verano para no morir en el intento de escolarizar a tus retoños.
Tipo de colegio
No todos los colegios implican el mismo gasto. Una casa con un hijo en un colegio público gasta más de 1.200 euros al año de media, mientras que en uno concertado la cifra ronda los 3.400 euros y en un privado supera los 8.000. Esa brecha explica por qué algunos padres hablan de la educación privada como “otra hipoteca” y no es para menos.
Los conceptos que más pesan en la factura son las cuotas y matrículas, que pueden representar hasta el 70% del gasto en los colegios privados. A estos se le suman 100 euros de comedor como mínimo y las extraescolares que varían de 50 a 100 euros al mes. En un año, estas partidas elevan notablemente el coste total.
Diferencia entre comunidades autónomas
Según dónde vivas, gastarás más o menos. Nada tiene que ver criar a un hijo en la Comunidad de Madrid o en Galicia. Según una encuesta de OCU, las familias madrileñas gastan de media más de 3.100 euros al año en educación, frente a los 1.700 de Galicia o Andalucía. Cataluña y Comunidad Valenciana también se sitúan en la franja alta.

Gastos adicionales
Lo básico parece no acabar nunca (uniformes, libros, material escolar), pero poco a poco se van añadiendo conceptos invisibles como las excursiones, las salidas culturales, los viajes, la cuota del AMPA… y esto sin mencionar los dispositivos como la tablet, el portátil o la calculadora que suman cerca de 300 euros al año con facilidad.
Cualquiera que haya tenido que afrontar la compra de todos estos elementos sabe que la suma final te puede dejar boquiabierto. Es un poco como ir llenando el carrito en el supermercado con productos pequeños y al llegar a caja, la cifra es mucho más alta de lo que esperabas.
Deducciones fiscales más amplias
Ante esta situación, la organización de consumidores ha pedido a las comunidades autónomas que refuercen las deducciones fiscales por gastos educativos. Su propuesta es que al menos un 15% del gasto escolar pueda desgravar, con independencia del tipo de centro al que se asista.
El objetivo no es solo aliviar a las familias, sino también fomentar la natalidad, ya que España se encuentra entre los países con menor tasa de nacimientos en el mundo. Por esa razón, apoyar a los padres con deducciones ayudaría a equilibrar la economía doméstica y a la vez reforzaría la sostenibilidad futura del sistema.
Créditos y ayudas, dos caminos posibles
Mientras estas medidas se hacen realidad, muchas familias buscan fórmulas para sobrevivir a la vuelta al cole. Los créditos rápidos se han convertido en una herramienta más del mes de septiembre. Repartir los gastos en cuotas puede ser la única opción de adaptar la educación de los pequeños de la casa en un presupuesto concreto.
En paralelo, las ayudas públicas como becas de libros o programas de préstamo gratuito son un respiro, pero insuficiente en la mayoría de los casos. De ahí la importancia de políticas fiscales más ambiciosas que no obliguen a elegir entre endeudarse o renunciar a determinadas actividades educativas.
El debate sobre el gasto escolar va más allá de los números. Detrás de cada número hay familias que ajustan su economía mes a mes. Recurrir a un crédito no es una elección cómoda para todo el mundo, pero a veces es la única opción posible para garantizar la calidad de enseñanza que se quiere dar a los hijos.
En este punto es es donde el Estado y las comunidades autónomas tendrían que poner toda la atención posible, ya que la educación no debería de ser un factor de desigualdad y sí un derecho completamente accesible. Mirar septiembre con miedo se ha convertido en la actitud predominante de la mayoría de los padres españoles.