Gastar a lo tonto: el enemigo invisible de tu bolsillo

03 jun 2025

Cada principio de mes te llega la nómina como agua de mayo y desaparece más rápido que una bolsa de palomitas una tarde de Netflix. Tu realidad es esta y no hay manera de cambiarla... ¿o sí? A lo mejor la clave está en un concepto nuevo letal para tu bolsillo: el microgasto (del inglés, microspending), o lo que es lo mismo, gastar sin ton ni son.

De hecho, a veces has tenido que recurrir a los minicréditos y todavía no tienes claro por qué. Estos préstamos están diseñados, precisamente, para que el mes no sea tan duro y sean un complemento si no se llega a todo. Son fáciles de pedir, el dinero llega en horas y cubren todo tipo de gastos, estos incluidos.

Qué es el microgasto

El microgasto consiste en gastar pequeñas sumas dinerarias muchas veces y en cosas inofensivas (en apariencia), pero mortíferas para tu economía. Los también llamados “gastos hormiga” son invisibles, pero te chupan la sangre como un vampiro hambriento una noche cualquiera.

Esa camiseta tan mona súper rebajada, ese café con leche, tus suscripciones favoritas y las que no lo son tanto, pero molan… Total, qué más da si solo unos euritos. ¡Pues sí importa y mucho! Todo suma y esos pequeños gastos al mes y al año son una cantidad interesante de la que seguro no eres consciente.

Por poner un caso práctico, imagina que cada semana te gastas 20 € en caprichitos varios: un par de cañas los miércoles al salir del trabajo y tentempiés varios de la máquina de vending de tu oficina. En un mes se estaría hablando de 80 € y un año de 1.000 €, ¿te sigue pareciendo poca cosa?

Toma el control

En lugar de dejar que el microgasto te controle a ti, sé tú quien controle al microgasto y busca una solución inteligente. Para esto, los créditos rápidos pueden ser una herramienta útil si se usan bien. Pueden ayudarte a salir adelante sin comprometer tus ahorros, pero antes de pedirlo, lee bien las condiciones de contratación.

Tal y como indica el portal del cliente bancario del Banco de España, las redes sociales tienen mucha culpa de los microgastos por esa filosofía del “yo lo valgo” o “yo me lo merezco”. Muchos anuncios están diseñados para que no te resistas a nada y para incitar a la compra “porque todo el mundo lo hace”, sin preguntarse si puedes.

Una adquisición por impulso, ese gasto hormiga o ese microgasto, como quieras llamarlo, es un losa de hormigón sobre el que se edificarán tus problemas financieros si no los controlas. Una cena de 30 €, la camiseta de 10 € o los cafés que suman 15 € van creando un agujero en tu cuenta por el que se va lo que entra rápidamente.

No gastar no es morir

Aprender a controlar el gasto no implica dejar de tener caprichos y llevar una vida austera hasta el fin. Como primer consejo, pon nombre al dinero, es decir haz un presupuesto e identifica el gasto con nombres para saber dónde va a parar. Detectarlo es primordial para controlarlo.

Hoy en día, la tecnología es muy útil para el control de gasto; de hecho, hay muchas aplicaciones que muestran de manera gráfica en qué se gasta el dinero. Además, te dejan ver patrones de gasto para que los detectes lo antes posible y puedas así recortarlos si lo crees conveniente.

El microgasto no impide tu ocio siempre y cuando esté controlado y organizado. Este concepto se refiere más a la falta de control o, incluso, a la acumulación. Antes de tener un gasto, por pequeño que sea, verbalízalo, analízalo y decide si de verdad lo necesitas. De este modo, tu bolsillo y, como no, tu futuro, lo agradecerán.

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