Mucha inflación, pero ¿qué es?
Con los tiempos que corren, es imposible que no hayas oído hablar de la palabra de moda: inflación, pero ¿sabes qué es exactamente? La inflación es una subida de los precios de todos los bienes y servicios en un periodo concreto por diversos factores y existen distintos tipos.
Como consumidor te afecta en todo: compra diaria de alimentación, ocio, suministros, gasolina… vamos, que en algunos momentos solo se puede combatir recurriendo a los microcréditos. El hecho de que los recursos se distribuyan con eficiencia se garantiza con el equilibrio del mercado que se garantiza con los precios.
Variaciones de precios
Hay varios términos para referirse a las variaciones de precios. Si la inflación es la subida, por deflación se entiende a la bajada generalizada de los precios (nada bueno, aunque suene mejor). La reflación, por su parte, es un intento de subir la inflación causada por la deflación.
Si hay un estancamiento del producto interior bruto(PIB) y sube la inflación a la vez que el desempleo, entraría en juego la estanflación. Si los precios suben, pero menos y se experimenta una bajada en la tasa de inflación, el término indicado sería hablar de desinflación.
Por último, la inflación subyacente indica, según la terminología de economipedia, cambios a corto plazo en los precios excluyendo a los alimentos no elaborados y a los precios de la energía. Este vídeo de animación del Banco Central Europeo explica muy bien el concepto de inflación:
Tipos de inflación
La inflación puede ser de distintos tipos en función de lo que suba. Además de la ya mencionada deflación, es decir una inflación negativa porque se basa en la disminución de precios, están:
Hiperinflación
Cuando los precios suben más del 1.000% al año se habla de hiperinflación. Esta provoca el caos económico porque el dinero pierde todo su valor y los precios de los bienes y servicios están por las nubes. De hecho, en alguna ocasión el valor de los billetes es menos de lo que cuesta imprimirlos.
Inflación galopante
Si en un año la inflación llega a ser de 2 o 3 dígitos, ya se habla de inflación galopante. En esta situación, un producto puede costar 3 veces más de lo que costaba un año antes. Esta inflación se traduce en una pérdida considerable del poder adquisitivo de la población y suele darse después de un cambio económico del país importante.
Inflación moderada
Si el aumento de los precios no alcanza el 10% y se mantiene en un dígito, se habla de inflación moderada. Con ella, los precios suben progresivamente y eso da cierta estabilidad comparada con las anteriores.
La cesta de la compra
El Banco Central Europeo señala que, a la hora de calcular la subida de precios, hay ciertos artículos con más importancia que otros, como es el caso de la electricidad. Cada familia consume de manera distinta según sus hábitos o preferencias y son estos hábitos los que concretan qué bienes y servicios pesan más.
Todos estos hábitos forman la llamada cesta de la compra, que refleja las necesidades de los individuos. Su precio varía cada año y para saberlo, solo hay que compararlo con el anterior. Para un buen cálculo de la inflación se tienen en consideración 3 factores fundamentales.
1. Los servicios (gasto de toda índole, desde alquileres, seguros hasta un masajista).
2. Bienes de consumo duradero (electrodomésticos, ropa, calzado, ordenadores…).
3. Bienes de consumo diario (comida, bebida, gasolina).
Se deba a lo que se deba, el resultado es que el consumidor tiene que vérselas y deseárselas para llegar a fin de mes porque ni los sueldos ni las pensiones suben en la misma proporción. Esta es una de las razones por las que los consumidores recurren a los minicréditos más que lo hacían antes, que lo reservaban para situaciones puntuales.